Después de muchos años de carrera en grandes agencias (la última fue J.W. Thompson), Sebastián Castañeda sintió que era momento de la agencia propia: Lugo. “Siempre quise tener mi agencia. Desde que empecé en Saatchi. Así que hace unos meses, cuando estaba decidiendo cómo iba a seguir mi carrera (tenía un par de propuestas de agencias muy interesantes) me junté con Máximo Rainuzzo y Pedro Morrone para hablar de publicidad y de cómo sería la agencia ideal. Después de un par de almuerzos, nos dimos cuenta de dos cosas: la agencia ideal no existe y nos sobraban ganas de fundar la nuestra. Aún en este momento, donde parece que no hay espacio para otra agencia y el mundo se está reformateando por completo.” explica.
La elección del nombre tiene que ver con su filosofía: “Lugo es el pueblo de Galicia donde nació mi abuela–, responde a un punto de vista muy claro: tenemos que volver a lo genuino, a los orígenes y recuperar el lugar de socio fundamental de nuestros clientes. Espacio vital que, a lo largo de los años, las agencias fuimos perdiendo. Amamos a cada agencia por la que pasamos pero creemos que hay muchas cosas que se pueden mejorar. Estamos naciendo de cero y libres: sin los vicios adquiridos de las estructuras preexistentes” detalla.
Sobre la fortaleza de Lugo, afirma: “Sobre todas las cosas, creemos en la creatividad con resultados: las primeras medidas de nuestras ideas tiene que ser el impacto que logran en el negocio de nuestros clientes. El 100% de nuestros recursos estarán destinados a solucionar problemas reales de nuestros clientes, combinando la dosis justa de data, estrategia, tecnología y, sobre todo, sensibilidad. Nos encantan los premios pero no pueden tener la importancia que tienen hoy. No está bien hipotecar tiempo y recursos para cumplir objetivos que desenfocan.”.
Sebastián concluye: “Lugo va a ser una agencia sana en todo sentido. Hoy, más que nunca, estamos en un negocio de personas, así que es fundamental crear relaciones honestas y duraderas. Con equipos multidisciplinarios en el que no se distinga quién es cliente y quién es agencia. La pandemia vino a enseñarnos qué es importante y qué no. Y es una lección que queremos aplicar en la vida y en la agencia.”