La industria sigue en movimiento, a fuerza de creatividad y zoom y a pesar de la pandemia y el distanciamiento social. Luego de tres meses de pitch, VMLY&R anunció que comienza a trabajar para una marca emblemática como Paty y nos pareció una gran excusa para charlar con su CCO, Fernando Tchechenitsky.
Tuvieron 3 meses de pitch en un contexto muy particular como el de la pandemia, ¿qué significa ganar y qué pueden compartir de ese proceso? En realidad la presentación final se hizo justo antes de que llegara la pandemia acá (al país). Luego fue la etapa de feedback sobre la propuesta general, relevar equipo y fundamentalmente esperar a ver qué pasaba. Ganar es muy lindo en cualquier contexto pero en este, es sin dudas muy particular. La satisfacción que uno siempre siente se amplifica porque es un momento donde las buenas noticias no abundan y en el país hay mucha incertidumbre, en este contexto una buena vale doble. El proceso fue muy bueno, muy sano como los últimos que venimos encarando. Es muy loco porque estábamos dando vueltas cerca de la marca hacía algunos años: cuando la empresa era BRF pitcheamos Sadía y Vienísima y habíamos perdido así que poder ganar Paty hoy, es algo que valoramos mucho.
Paty es una marca emblemática para el país, Green Life pertenece a una categoría con muchas posibilidades, ¿qué punto de vista o propuesta los hizo ganar? ¿qué creen que marcó la diferencia? No puedo contar la propuesta pero sí, que entendimos en qué punto estaba la marca y hacia donde tiene que ir. Lo que marcó la diferencia habría que preguntárselo a Paty, yo lo que puedo decir es que lo que se nota de nosotros es que hay un equipo sólido y que se entiende perfectamente y eso siempre suma, todos los nuevos clientes que incorporamos en el último tiempo nos remarcan eso.
En el comunicado, la marca dice que encontró en la agencia «el novio ideal» ¿qué significa para uds y qué relevancia toma la confianza y las buenas relaciones agencia-cliente en este escenario? Es un halago que nos encanta y que al mismo tiempo nos deja una gran responsabilidad. Hoy somos el novio ideal pero hay que mantenerlos enamorados, ese es el desafío que tenemos con todos. En esta hermosa poligamia hay que mantener la llama encendida de cada uno de nuestros clientes, para nosotros ese enamoramiento es todo. De tres años a esta parte renovamos en un 80% nuestra cartera de clientes, es un proceso que estamos disfrutando mucho, con relaciones frescas nacidas del amor por lo que hacemos y la confianza mutua, mientras que con los clientes históricos vamos tratando de renovar los votos día a día. Este presente es el resultado de un proceso y una transformación que se fortaleció cuando pasamos a ser VMLY&R. Que un cliente diga lo que dice Paty de nuestro trabajo digital, de una agencia que hace cinco años era 100% tele, habla muy bien del equipo que se fue armando con Agustín Porris a la cabeza liderando el crecimiento de ese negocio. Hoy somos una agencia más completa y actualizada que busca las mejores ideas sin importar el formato.
¿Qué aprendizajes creés que nos está dejando esta pandemia como industria? y cómo te afectó como creativo? qué cosas pensás que llegaron para quedarse? No me gusta hablar de la industria como bloque cuando en una situación así cada uno tiene su particularidad y problemática. A algunos les dejará aprendizajes y a muchos, deudas. A la agencia creo que le sirvió para demostrarse a sí misma y a los demás que puede ser más dinámica y al mismo tiempo efectiva, y también para independizarse del monstruo de cinco pisos que ya no éramos. Justo nos habíamos mudado a sólo tres pisos, renovamos todas las oficinas y cuando estábamos terminando de acomodar las sillas, nos fuimos a casa. Seguramente volveremos renovados y noticias como esta de Paty, nos ayudan mucho para eso.
A mí en lo personal me mejoró, me obligó a quedarme en casa y dejar de correr como loco de un lado a otro, me convenció de que el home office es posible y eficiente, cuando mi cabeza se formateó “viviendo” dentro de las agencias. Yo me siento más lúcido y más focalizado. Hace más de 20 años que no paraba, viajando, armando equipos, reestructurando agencias, corriendo atrás de la presentación de ayer. Esto me obligó a parar el cuerpo, lo que permitió que mi cabeza se refresque y vaya más rápido. Creo que el home office demostró que puede quedarse, también el focalizar en lo esencial y el no gastar energía en cosas innecesarias. Aunque que todo lo bueno que podamos haber descubierto se quede, depende de nosotros, también podemos romper todo de nuevo y volver a lo de antes. Habrá que ver si somos tan inteligentes como normalmente nos creemos.