Desde afuera, la vida del influencer puede parecer fácil, pero hay una ingeniería detrás que mueve una industria de 10 billones de dólares. Todo empezó con gente haciendo blogs y gente taggendo lo que usaron o vistieron las celebridades. Hoy en día, los micro, nano o macro influencers generan relaciones con marcas que se rigen más como sociedades. Es por eso que la “Economía de la influencia” recorre algunas de las charlas que propone SXSW. Uno de sus paneles fue el protagonizado por The Digital Brand Architects y ShopStyle (agencias responsables del management de influencers y contenidos) y representantes de Pinterest y la marca de ropa Revolve.
¿Cuanto tiempo, creatividad y planning se necesita para generar una imagen social, asegurarse que la audiencia correcta la vea e inspirar a la acción? ¿Qué hay detrás de la economía de la influencia?
Algunas conclusiones del panel:
– Lo que la marcas deben entender es que el proceso es muy distinto a pautar un aviso. Deben confiar en el influencer que es quien realmente sabe cómo funciona su audiencia.
– ¿Cómo saber a quien elegir? Lo ideal, obviamente, es que ya sea un consumidor de tu marca, que la quiera y la respete, lo que hará el contenido mucho más auténtico y orgánico.
– Hoy lo que más funciona son las Instagram Stories. Contenidos cortos que derivan directamente a la compra. Las métricas no aseguran el éxito. Y la cantidad de seguidores definitivamente no lo es.
– Tenes que ser transparente con las expectativas respecto a los objetivos que tenes con tu influencer: ¿queres generar awarness, querés derivar tráfico, querés generar ventas, querés compras personalizadas? Reconocer quién es mejor para cada estrategia es un trabajo artesanal.