Por Pablo Corso para RP. En «El conocimiento hereje», Patricio Lorente revela datos curiosos y desconocidos del funcionamiento interno del sitio que, desde hace dos décadas, pone los saberes de la Humanidad a disposición de cualquiera con acceso a internet.
Para contar la historia y revelar secretos de la enciclopedia más popular del mundo, Patricio Lorente se basó en las premisas del hacker Aaron Swartz: el conocimiento debe ser libre; la información es poder; hay que combatir el robo privado de la cultura pública. “La mecánica de desarrollo de contenidos de Wikipedia ratifica la idea de que el conocimiento es una construcción social, dinámica, histórica y situada”, escribe el prosecretario general de la Universidad Nacional de La Plata en El conocimiento hereje (Paidós).
Lanzada el 15 de enero de 2001 como un recurso de acceso libre, Wikipedia fue un éxito de público instantáneo, con decenas de miles de artículos publicados a fines de ese mismo año. Pero algunos la miraban con desconfianza. La leyenda cuenta que una serie de carteles prohibían su consulta en la redacción de Clarín, mientras los docentes amenazaban con aplazar a los alumnos que la citaban. Su crecimiento abierto y descontrolado inquietaba a los custodios de la palabra. Pero Lorente -editor, colaborador y administrador de Wikipedia desde 2005- insiste con una idea disruptiva: el conocimiento ya no tiene dueño.
Dos décadas después de su creación, la enciclopedia tiene más de 50 millones de artículos en 300 idiomas (1,5 millones en español). Permite crearlos y cambiarlos, agregar enlaces, discutir definiciones. “La calidad de sus contenidos ha superado con éxito comparaciones a ciegas con las más prestigiosas enciclopedias tradicionales”, se planta el autor. “Hoy es, quizás, el vehículo preferido para difundir acervos documentales y avances científicos por parte de las universidades y los museos más prestigiosos”.
Pero tampoco es intocable. Su estructura permite el ataque de vándalos (chistosos que hacen comentarios hirientes sobre un futbolista, haters de determinado líder o partido) y la participación de improvisados, aunque el contenido de calidad está en pleno crecimiento, gracias a colaboradores enfocados en temas muy específicos. Wikipedia no es una democracia. Hay procesos y jerarquías estructuradas, con wikipedistas registrados que constantemente revisan las modificaciones más recientes. También operan bots policías (detectan y revierten vandalismos), correctores y redactores, capaces de escribir artículos de un par de párrafos.
Si dos usuarios no se ponen de acuerdo en un tema polémico, un bibliotecario electo por la comunidad resuelve la disputa. La búsqueda del punto de vista neutral, una de las quimeras que persigue Wikipedia, es en rigor “la aspiración de que todos los puntos de vista relevantes sobre un tema estén representados de manera equilibrada”. Aún así, cada versión del sitio responde a los sesgos históricos y culturales que se filtran en los hablantes de ese idioma. Desde las polémicas sobre si es “papa o patata” hasta los asuntos más sensibles, capaces de hacer crujir los cimientos de una nación.
Argentina y el mundo Un año después de fundar el capítulo argentino de la Fundación Wikimedia (la entidad que administra Wikipedia), Lorente vio cómo el sitio se volvía un campo de batalla. En 2008 la entrada sobre el conflicto entre el Gobierno y los representantes del agro fue fuente de una pelea intensa, con seis cambios de título, hasta llegar al actual: “Paro agropecuario patronal en Argentina”. El resultado final fue un artículo con más de 250 referencias (el más extenso en español hasta ese momento), donde “en lugar de cambiar el texto o las posturas de otros wikipedistas, cada cual se terminó empeñando en desarrollar y documentar mejor la propia”. Algo similar pasa ahora con “Aborto en Argentina”, donde hay información sobre la historia de la legislación, guías y protocolos para procedimientos no punibles, estadísticas y encuestas. El artículo es “un espacio donde contrastar la información, juzgar la fiabilidad de las fuentes, documentar las afirmaciones con referencias y preservar la integridad y el contexto de las declaraciones”.
No todo se trata de conflictos macro; también hay reclamos micro. Un día Lorente recibió el llamado del escritor Federico Andahazi para que su entrada en la enciclopedia dijera que su obra había sido traducida a “más de 50 idiomas” y no a “más de 30”, como señalaba su propio grupo editor. Otra vez, “un dibujante en cuyo artículo se señalaba la existencia de acusaciones de plagio” pidió borrarlas. Lorente pidió pruebas de aquellas “confusiones”, que el artista no consiguió. La reacción lógica (“¿cómo puede ser que no sirva lo que yo tengo para decir sobre mi propia vida?”) no suele ser suficiente para los parámetros del sitio. Hasta Jimmy Wales, uno de los fundadores, se topó con esa línea. Después de un largo debate, el artículo que describe su vida y obra aclara que es apenas el cofundador. Entre 2015 y 2017, mientras presidía la Fundación Wikimedia, Lorente terminó de convencerse del potencial crítico de la enciclopedia. “No hay conocimientos verdaderos -recuerda- sino temporariamente aceptados, que son sometidos a escrutinio para ser reemplazados o mejorados”. Reconoce que es un proyecto político que busca influir en la sociedad y está particularmente orgulloso de la articulación con los organismos de Derechos Humanos, que ya generó editatones para escribir sobre la Megacausa ESMA, visitas a sitios de memoria y esfuerzos para liberar archivos multimedia que permiten, por ejemplo, sumar el rostro en el artículo sobre un desaparecido. Un know how que ya se exportó a otros países latinoamericanos.
Fronteras afuera, la principal obra de consulta mundial también afronta intentos de censura. En China, a la incomodidad gubernamental de que su contenido sea imposible de controlar, “se suma la desconfianza ante un proyecto representado por una fundación con sede en Estados Unidos” y enfoque pro-occidental. En los últimos años, el bloqueo fue total. En Turquía el acceso está restringido desde 2017, después de que el sitio se negara a borrar artículos que el gobierno consideraba una promoción de actividades terroristas. También “hubo un presunto intento de bloqueo en Venezuela, durante unos días en enero de 2019, cuando algunos wikipedistas modificaron el artículo del país para colocar a Juan Guaidó como presidente -recuerda Lorente-. Nicolás Maduro, en respuesta, acusó a la oposición de montar la «República de Wikipedia»”.
La lógica de la enciclopedia -revisión permanente y apertura a posiciones enfrentadas- permite desactivar esos conflictos. Pero algunos episodios la exceden. En Estados Unidos, Wikimedia está en juicio contra la Agencia de Seguridad Nacional por un espionaje sistemático y masivo sobre la actividad de los wikipedistas. Hasta en las democracias con mejor prensa, la libertad es un bien a seguir conquistando.