Por Pablo Corso. Si el aleteo de una mariposa puede provocar un tsunami al otro lado del mundo, no hay que forzar la imaginación para comprender la importancia de proteger -estemos donde estemos- a la Amazonia, uno de los principales reservorios de oxígeno y carbono a nivel mundial. Se trata de ralentizar todo lo posible los efectos devastadores de un cambio climático cada vez más cercano, cada vez más palpable.
Daniel Nardin lo sabía hace rato, pero terminó de interiorizarlo en los últimos años, al entender que los conflictos ambientales y sociales que desgarran el pulmón del planeta están generando un caldo de cultivo para una crisis inimaginada. Después de trabajar como periodista en diversos medios locales, y llegar a ser secretario de Comunicaciones del estado de Pará, al este de la Amazonia, el periodista también descubrió una oportunidad para garantizar mayor equidad a la hora de informar sobre una región literalmente en llamas.
Primero decidió poner a disposición todo el mundo la lista de contactos que había recopilado a lo largo de su carrera: un banco de fuentes que permitiera contar aquellos conflictos desde la voz autorizada de funcionarios, productores, líderes comunitarios e investigadores. La premisa era que no existe una sola Amazonia, sino varias, y que las narrativas deben estar protagonizadas por los que viven, piensan y construyen el territorio, lejos de los estereotipos.
Así lanzó en 2023 Amazônia Vox, que insiste en hacer y publicar periodismo sobre el territorio, sin más compromisos que su perspectiva de lo verdadero y sin más métodos que la investigación a fondo. Uno de sus diferenciales es la red de freelancers que busca generar oportunidades de empleo para periodistas, fotógrafos, diseñadores, productores e intérpretes que habitan los nueve estados de la mega-región.
La idea es proporcionar mayor agilidad y conocimiento sobre las personas y el escenario donde se mueven, además de activar un hub de capacitaciones gratuitas que alcanza a reporteros indígenas. La red ya suma 613 profesionales e incluye a comunicadoras indígenas, negras y del colectivo LGBTQ+. No son aportes menores: en el corto plazo, el sitio aspira a ganar precisión y perspectiva en las búsquedas, con filtros que además de territorio o actividad, incluyan raza y género.
Una solución para cada problema
A la distancia de WhatsApp, Nardin luce como una persona amable y accesible, con un optimismo blindado y un empuje arrasador, que lo lleva a bajar a tierra cualquier proyecto que sobrevuele sus ideales y sus objetivos.
Por eso no suena extraño que Amazônia Vox priorice el periodismo de soluciones yla educación mediática, dando lugar a reportajes especiales revisados por estudiantes. Todo empezó cuando Daniel leyó un informe sobre científicos que hacían revisar sus papers por adolescentes. Si la ciencia debía ser accesible para todos, pensó, el periodismo -que muchas veces oficia de su traductor- debía serlo aún más. La idea prendió rápido.
– Me sorprendió ver la participación y el compromiso de los estudiantes. Primero, el profesor explica la importancia de saber identificar noticias falsas y comprobar las fuentes. Luego leen el texto en grupos, debaten el tema e identifican datos y opiniones. Entonces marcan lo que les resultó más difícil de entender y dejan sugerencias de mejora. En promedio, hacen unas 30 notas por texto. Con todo esto, reviso y termino creando un glosario de términos al final del informe. Finalmente lo publicamos, y el docente lo comparte con estudiantes y padres. Durante esa semana, es genial ver el pico de audiencia que se genera en ese municipio.
Esta clase de iniciativas convirtieron a Nardin en una referencia del periodismo colaborativo y en receptor de la Beca Knight del consorcio periodístico ICFJ, que le permitirá construir la versión en inglés, expandir la audiencia (incluyendo a otros países con territorio en la Amazonia) y las colaboraciones entre periodistas locales y organizaciones internacionales. También lo premió la Fundación Gabo, custodia del legado de Gabriel García Márquez, en reconocimiento “al valor que aportan las propuestas periodísticas innovadoras en medioambiente, sostenibilidad y ciencia en Latinoamérica”.
Daniel propone un análisis transversal para explicar por qué su trabajo se volvió tan atractivo: una alineación virtuosa entre demanda, necesidad y deseo. Por un lado, el periodismo atraviesa un momento de mayor valoración de las iniciativas locales y regionales. Por el otro, el interés global sobre la región viene, como nunca antes, con una voluntad genuina de aprender más sobre los protagonistas reales de los procesos históricos. Los números apoyan la tesis. En un año en línea, Amazônia Vox ya contrató servicios de 48 profesionales de la comunicación y aportó más de 110 mil reales (USD 20 mil) provenientes de becas y convocatorias, que reinvirtió en la producción de contenidos.
Las próximas batallas
Con esos antecedentes, no extraña que Nardin hable claro y fuerte sobre los grandes temas que afectan al periodismo del siglo XXI, acá y en todas partes.
¿Es posible ganar la batalla contra la desinformación?
La mentira existe desde que el mundo es mundo. Lamentablemente, la desinformación seguirá existiendo y con una sofisticación cada vez mayor. Es decir, con más “calidad” y repeticiones. La inteligencia artificial debería facilitar el trabajo de muchas personas, incluidos los periodistas. Pero también lo hará para quienes producen y difunden desinformación.
La desinformación es una mentira intencional -y un crimen que debe ser combatido- o el fruto del desconocimiento. Debemos actuar en ambos frentes de batalla. En uno, chequeando e informando cuando una información es falsa. En el otro, con más periodismo de calidad, más historias profundas y no contadas, intentando guiar los algoritmos de las redes sociales más que dejándonos guiar por ellos, que es algo que está asfixiando al periodismo.
¿Qué es lo más importante para el proceso de creación de audiencias en este contexto?
El periodismo, en teoría, surge para informar al ciudadano. Necesitamos volver a hacer periodismo para las personas, no para periodistas o algoritmos. Sé que es fácil de decir y difícil de ejecutar, especialmente en los medios más tradicionales e incluso en los digitales, que tienen una enorme preocupación por la audiencia. La cuestión es que el periodismo se está guiando por las tendencias y no guiando las tendencias. Entonces deja de ser periodismo; publica cualquier cosa que se esté volviendo viral, sólo para ganar o mantener atracción.
El público, que estaba acostumbrado a ver el periodismo con más profesionalismo, cuando nota que éste se entrega a informar sobre lo que muchas veces no es noticia, reduce aún más una credibilidad ya muy minada. Es importante tener un mayor enfoque en las personas y no solo en lo que los indicadores nos dicen que está funcionando; prestar atención a las comunidades, con sus temas y puntos de atención específicos. Hay que leer lo que comentan en las publicaciones y lo que envían por correo electrónico, incluso imaginar reuniones presenciales o virtuales; recibir y digerir las críticas. Y actuar genuinamente para cambiar lo que sea necesario, sin alterar la esencia.
¿Cómo imaginás un medio de comunicación confiable, creativo y relevante dentro de diez años?
Es una pregunta difícil, porque creo que hace diez años nadie imaginaba el escenario en el que estamos hoy. Pero creo que será un vehículo que -aunque no todos los días- guíe los debates en las redes y no se deja guiar por ellos. Que trascienda las cifras de una encuesta o de un indicador de educación, salud y seguridad, por ejemplo, para sacar a la luz las historias detrás de ellos. Esto es periodismo y se ha hecho durante mucho tiempo. ¿Cuándo lo olvidamos?
Creo que veremos un crecimiento aún mayor en el periodismo local, o híper local, con independencia editorial y nativos digitales. Apuesto por una mayor sinergia con la radio y la televisión, con más colaboración y menos competencia. Un escenario con mecanismos para aprender más y hablar más con tu audiencia, con historias que cuentan problemas a partir de las respuestas de la sociedad, mostrando que existen soluciones locales a problemas globales. Prefiero esforzarme en pensar así. Aunque todavía no veo esta realidad, es una manera de actuar en esa dirección.