¿Por qué estamos frente a una revolución? ¿Qué trae esta nueva tecnología? ¿Qué rol tiene la comunicación? ¿Cómo prepararnos? ¿Ya es tarde? ¿Dónde y de quiénes aprendemos? Te presentamos una nueva sección en Reporte Publicidad. Para separar la paja del trigo, disipar el humo y aprender sobre cripto, web3, metaverso y proyectos innovadores.
Hoy entrevistamos a Martín González CEO y cofunder de ARTBAG: Blockchain Art Gallery, una compañía de tecnología blockchain que ofrece soluciones y oportunidades para artistas latinoamericanos. Con él conversamos sobre la disrupción que trae blockchain al mundo del arte, la oportunidad para los creadores y artbag.io, el marketplace que lanzaron para la compra y venta de NFTs.
¿Estamos frente a una revolución? ¿Por qué esta tecnología es tan disruptiva?
Si, estamos frente a una revolución. Y viene a solucionar un problema: la confianza. Cuando exista un problema de confianza donde se necesite un tercero, blockchain va a ser una solución. El blockchain no es para todo, tiene ciertos límites y alcances. La criptografía, la teoría de desarrollo de juegos, la matemática y la idea de cadena de bloques que desarrolló Satoshi primero con Bitcoin y luego las otras blockchain que salieron al mercado, y otras que han desaparecido, vinieron a resolver el problema de la confianza.
¿Cómo hago para transferir dinero a Madrid, China o Argentina sin usar un tercero como un banco o un sistema SWIFT o demás? Eso siempre fue problemático por la posibilidad de intermediación, la necesidad de un tercero o la posibilidad de un hackeo al hacerlo de forma electrónica. La criptografía asimétrica y la posibilidad del time-chain de la blockchain de ir registrando, de forma trazable, transparente y segura, las transacciones, lo hicieron posible. Primero fue por desarrollo financiero, como Bitcoin; y luego Vitálik (Buterin) se da cuenta de que dentro de los bloques se podía poner otra información, se podía poner software en un bloque; eso dio origen al concepto de smarts contracts y llegó a todo tipo de industrias. Los próximos diez años van a ser clave. Dependerá mucho de las regulaciones y el compliance a nivel global, tanto en Europa como Estados Unidos. Y ver cómo las industrias van a tener limitada la cancha para llevar distintos procesos: desde trazabilidad de la logística, industrias del agro, del petróleo, todo tipo de commodities; industrias en otras partes del proceso del blockchain, etc. Los Estados están empezando a jugar a través de las MDBC (moneda digital de banco central) que son las monedas estatales que pueden correr o no sobre blockchain, pero sí podrían hacerlo.
¿Qué semejanzas y diferencias hay entre ARTBAG y una galería de arte como las que conocemos?
Son varias. ARTBAG es una plataforma que si bien tiene una curaduría, no es sobre qué artista sumar o si el arte de ese artista es «bueno» o «malo», sino simplemente un filtro para que yo que no soy artista no pueda mintear cualquier cosa que ensucie la curaduría de la gente que realmente se dedica al arte. Una galería convencional trabaja con cierta lista de artistas; por otro lado, las galerías comisionan generalmente muy fuerte sobre los artistas, alrededor del 50% del neto de venta, porque los desarrollan mucho, los bancan en momentos en los que no hay ventas, los llevan a ferias muy importantes. Nosotros no desarrollamos las carreras particulares de los artistas, desarrollamos la comunidad. Somos un vehículo donde el artista muestra su obra y aparecen clientes que compran esa obra a través de cripto en la blockchain. Somos un medio que damos diferentes opciones. Por ejemplo, a los artistas les permitimos coproducir. Si un artista coproduce con otro, puede dividir los ingresos. Si tiene una o más galerías o art dealers que producen la venta, puede ponerlo en el smart contract y dividir las ganancias entre los diferentes participantes, con los porcentajes que quiera. Por otro lado, los NFTs, que son el arte, traen la revolución de las regalías. El artista siempre participó de la primera venta; vendía el óleo sobre tela y si el coleccionista vendía la obra, el artista no cobraba nunca más. Ahora cuando el artista crea la obra tiene la posibilidad de setear las regalías por smart contract y, cada vez que esa obra se revenda, esa regalía le seguirá entrando a su wallet de manera indefinida e in aeternum. Por otro lado está la imposibilidad de duplicar un NFT, muchos dicen que es un JPG. Pero no es así. Es un título de propiedad inalterable.
¿Cómo llegan esos artistas a ARTBAG?
Somos una plataforma de artistas latinoamericanos. Veíamos que el arte tradicional había escalado muchísimo en cuanto a nombres y volumen de ventas. Están en los principales museos del mundo, con obras que valen millones de dólares, y en el arte digital estaban absorbidos por las grandes plataformas sin visibilidad de la marca «Latam». A su vez trabajamos mucho con comunidades de artistas y coleccionistas en la Argentina y en Latinoamérica, entonces el ingreso se va dando naturalmente, por las posibilidades y facilidades que les damos a los artistas.
Tenemos una figura que otros market places no tienen: la de partner. Una galería, convencional o no, tiene su perfil, puede tener a sus artistas y participar también de la venta, con lo cual las galerías cuentan con un canal de venta. Hacer una plataforma de blockchain no es sencillo, lleva su tiempo de desarrollo, y dinero, es imposible entonces que cada galería cuente con una. Pero necesitan una plataforma donde subirse para tener un canal de venta. Generalmente los artistas vienen solos.
Lazy minting, ¿por qué es clave?
Cuando decidimos dedicamos armar un market place para artistas latinoamericanos, en el momento en que salimos, la blockchain de Ethereum estaba saturada; esto quiere decir que había mucha demanda de uso, hacía que el gas, que es lo que se paga para que una transacción se haga, fuera muy elevado. Entonces mintear una obra en Open Sea podía salir entre 200 y 300 dólares. La realidad socioeconómica de los artistas latinoamericanos es muy distinta que la de un europeo, un asiático o un norteamericano. Sobre todo para los que están recién comenzando. Crear diez obras te podía salir tres mil dólares sin saber si las ibas a vender. Al hacer lazy minting sacamos las barreras económicas de ingreso. El minteo se realiza y lo paga el coleccionista. Esa fue la forma para que muchos chicos y chicas de Latam pudieran ingresar.
¿Cómo es la recepción por parte de los artistas? ¿Cómo sumar más y que se vuelva mainstream?
En charlas y debates siempre se habla de la educación DeFi para el consumidor pero nos olvidamos de hablar de la educación para los creadores. Y no pienso solo en artistas sino también en arquitectos, hay arquitectos en el metaverso. Hay mucha gente que puede crear wearebales o arte en el metaverso que no está teniendo la suficiente atención por parte de la industria para que eso crezca. La educación es fundamental.
Y también acercar el arte digital al mundo físico (no me gusta decir «real» porque creo que todo es real, el mundo físico y el metaverso) para que la gente de a pie pueda empezar a palparlo y verlo con potencialidad artística, o lo seduzca como posibilidad. Hay que llevarlo a lo físico, a la calle, para hacerlo mainstream. Hay que sacarlo del nicho de blockchain. Por ejemplo, llevar al artista digital más importante del mundo, Refik Anadol, al Colón y a una plaza de la ciudad de Buenos Aires va en ese sentido. En acercar el arte digital a la gente. En un evento que organizamos junto al GCBA, Refik va a estar en el Colón con la espectacularidad de una obra de 7 metros de ancho por 7 de alto y con la interpretación de la Orquesta Académica del Colón en vivo. Además va a estar en una de las plazas de la ciudad para que la gente pueda disfrutar en vivo mientras hace un picnic. Refik trae una obra que tuve el placer de ver, hecha con Inteligencia Artificial, a partir de millones de imágenes de corales. La obra tiene un concepto ecológico <ver>.
¿Qué relación con el mundo del arte tiene ARTBAG? ¿Cuál es su background?
Los fundadores nos conocemos desde los seis años, del colegio. Yo vengo de la ingeniería, de los negocios y las finanzas, la matemática; Nacho (Ignacio Elffman, Product Director y CoFounder de ARTBAG) viene del mundo del diseño y el branding, y Pablo De Sousa es dueño de Aldo De Sousa, una de las galerías más importantes de la Argentina, y presidente de la Cámara Argentina de Galerías de Arte. También se sumó Federico Curutchet (CSO de ARTBAG) que trabajó mucho tiempo en galerías.
¿Qué es Art2Earn? ¿Y por que vemos «Earn» en mucho de los proyectos?
El Earn es muy importante en DeFi, sobre todo en gaming con el Play2Earn, con juegos como el Axie Infinity, porque todo se basa en incentivos. El Earn es el incentivo a jugar. Es monetizar el juego. Históricamente en gaming uno gastaba dinero comprando features para su avatar o lo que sea. El modelo cambió y uno jugando empieza a producir y ganar dinero. En el arte, la curaduría, la interpretación de una obra, siempre estuvo vinculado a los profesionales del arte, los curadores, la institución que avalaba la obra, el artista propiamente dicho y una cierta estructura alrededor. Lo validaba también la cantidad de tickets que se cortaban y la cantidad de gente que hacía cola para ver la muestra. El público y la comunidad también curan, de alguna manera. Entonces en ARTBAG abrimos la curaduría, permitimos que cualquier usuario pudiera interpretar la obra con diferentes features: originalidad, impacto y demás a partir de algo lúdico. Y que eso no sea un esfuerzo que le pido al consumidor, sino que por participar de esa valoración de la obra, cuando esa obra se vende, el 1% se distribuya entre las personas que valoraron la obra. Ese es el incentivo para participar, cuanto más obras valores, más participación vas a tener. El «art2earn» es el play2aearn del arte.
¿Cuánto influye y cómo impactará la aparición de herramientas como dalle-e o midjourney?
Hoy ya se premian obras creadas por artistas junto a AI, y hay todo un debate sobre eso. Los desafíos son un montón, empezando por la propiedad intelectual. La tecnología siempre corre por delante de cualquier legislación. Pero las oportunidades que da la tecnología hoy son inmensas, como trabajar con inteligencia artificial para hacer obras vivas. No creo que sea contraproducente sino que abre nuevas oportunidades artísticas: los artistas tienen nuevas herramientas para crear e iterar propuestas gracias a AI para que su concepto artístico se entienda. Esas herramientas que mencionan trabajan con un input, que es un wording que uno puede ir cambiando hasta que satisfaga lo que uno busca que la herramienta interprete. Simplemente son redes neuronales con AI que interpretan con una base de datos y un algoritmo lo que uno quiere llevar a cabo. Sale de lo que pone el artista. No creo que los desafíos más grandes sean la aceptación de la industria o de los coleccionistas (de hecho hay robots que hacen arte que vale muchísimo dinero), sino el tema de propiedad intelectual. Hoy puede que se tome la obra de un artista y se reversione con AI, entonces ¿de quién es la obra? ¿Del algoritmo, es mía o del artista original? Eso se está debatiendo.
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