Por Marta González Muguruza. Publicada en RP #128. Fotos: Gentileza M. Burgos
¿Cómo editarías tu biografía hoy? ¿Qué elegirías contar? Tengo una memoria pésima. Recuerdo hechos pero me es imposible recordar el año en que sucedieron. Tengo un margen de error de +/- 5 años. Con el tiempo, además, he aprendido que todo lo que recuerdo está distorsionado, hasta novelado a veces. Así que diría que nací en 1971 y en lo profesional, un resumen sería que dibujo desde que pude agarrar un lápiz, estudié bellas artes, empecé a trabajar en publicidad al salir del colegio, me pasé a la dirección hace 14 años… (sé que fue el año en el que nació mi sobrina, así que le acabo de preguntar la edad para poder darte el dato).
¿Cuál dirías que es el sentido y qué lo absurdo de tu profesión? La publicidad es una herramienta del comercio, una de tantas otras. El comercio y la guerra son las dos fuerzas que mueven la economía. Prefiero por mucho el comercio y la publicidad. Y sí, me he encontrado en situaciones absurdas, como todo el mundo en toda industria. No tiene que ver con la profesión en sí, el absurdo lo aportamos nosotros.
¿Qué es lo que más disfrutás hacer hoy? Desde hace unos años lo que disfruto es del proceso de lo que hago, sea lo que sea. Antes trabajaba con la vista puesta en el resultado, hoy es el proceso lo único que me importa. Solía mantener “la publicidad” y “el arte” en compartimentos estancos. Con el tiempo me di cuenta de que son diferentes manifestaciones de lo mismo, por lo que disfruto igual de rodar un anuncio que de hacer un grabado. Disfruto de la sensación de concentración, de fluidez, que me proporciona el proceso de trabajo.
¿Qué recordás de tu vida de agencia? ¿Hubo momentos bisagra que puedas señalar con avisos/spots? Si hay algo bueno de esta profesión es que al tiempo sólo te acuerdas de las risas y los buenos momentos, que los hay muchos. Recuerdo pasar horas en la agencia con un montón de tipos talentosos y obsesionados con esto, conmigo teniendo que correr mucho para estar a la altura. Cada cambio de agencia, país y disciplina es una bisagra.
¿Por qué te fuiste? Empecé a trabajar justo al salir del bachillerato de bellas artes de La Plata. Es una profesión muy interesante pero también muy sacrificada. Para el momento en que me fui, llevaba casi cuatro años sin un fin de semana. Me fui porque instintivamente me di cuenta de que tenía 25 años y si seguía así, iba a estar quemado a los 30. Me fui para aprender, para sacarme el provincianismo mental y también para llevar una vida de alguien de 25 años, ya que el nivel de responsabilidad que teníamos Beto Ponte y yo en esa época no eran propios de nuestra edad.
¿Por qué se te pego el acento español tan rápido? ¡Jajaja, sos mala! Una vez que cambias el “vos” por el tú ya es una lucha perdida. Y el “vos” suena en España a castellano antiguo, como si estuvieras declamando Lope De Vega. Además, cada vez que me salía acento argentino los taxistas me hablaban de fútbol y tenía que confesarles mi ignorancia en el del tema.
Tuviste tu productora. ¿Cómo fue eso? ¿Qué es lo que más te gusta del proceso de dirección? Sí, tuve una productora durante diez años, sigue existiendo y goza de muy buena salud. Fue interesante, te hace entender la parte económica y de gestión de esta industria. Pero como director puede llegar a ser limitante. Puedes encontrarte beneficiando trabajos locales en vez de explorar una carrera internacional, por aquello de que eres el sostén de la productora. Lo dejé cuando me di cuenta de que estaba haciendo trabajos que no me interesaban para mantener la estructura. El proceso de dirección tiene muchos lados, muy interesantes todos. Nunca dejas de aprender. Pero lo que más me gusta es que, al contrario de la idea general del director como un pequeño dictador caprichoso, mi trabajo conlleva sobre todo interactuar con un grupo de gente. Cada participante de este grupo tiene una personalidad única y es mi trabajo entusiasmarlo y convencerlo de sumarse a un proyecto y un proceso. Me sirve como persona y como director.
¿Cómo ves la publicidad en estos tiempos? ¿Cuál dirías que es la idea del año? ¡La veo mucho más difícil de hacer que cuando yo trabajaba en agencia! Es mucho más difícil destacar entre la maraña de medios, normas, leyes, ideas, formatos, canales… Cuando era director de arte hicimos con Ponte, Bayala y Fernández Mendy un anuncio para un gel lubricante que salió al aire en prime time, de una hormiga y un elefante en la cama después de tener sexo, ella fumando y él tomando un whisky… ¿Estamos todos locos? Hoy no sale ni de tu boca. Machista, sexista, políticamente incorrecto, sería descartado. Nosotros la tuvimos más fácil –lo siento muchachos, pero es verdad–. Hoy las buenas ideas son mucho más elaboradas, más inteligentes. La mejor idea del año… soy bastante ambiguo, nada radical. No creo que haya un “mejor” de nada, una pieza me puede gustar por la idea y también por la ejecución. No sé si el anuncio de John Lewis con Elton John es una gran idea, pero está ejecutado con maestría, me emociona y me llega.
Como te dije, me da mucha alegría y envidia tu producción artística. ¿Cómo manejás los tiempos, las ganas, las ideas? ¿Por qué parece que todo te sale fácil? ¡Muchas gracias por lo que dices! Que parezca que se me da fácil es un enorme piropo. La verdad es muy diferente. Sobre los tiempos, ganas e ideas, me he acostumbrado a no abandonar ideas, aunque me lleve mucho tiempo ejecutarlas. Puedo fácilmente tardar uno o dos años entre que se me ocurre algo y lo termino. Igualmente, una idea artística es completamente diferente a una idea publicitaria. Una idea artística puede no ser narrativa, no tener sentido, ser sólo una imagen o una sensación.
Lo que hago no es nuevo, creo que lo hacen todos los artistas, diseñadores y demás profesiones creativas; se trata de mantener varias cosas en proceso a la vez, lo cual también me ayuda a no aburrirme, como pasaría si sólo me dedicara a una cosa en exclusiva hasta terminarla.
La llegada de tu hija Pandora parece haber sido, además de una alegría enorme, una excusa para explorar el mundo infantil, o mejor dicho, para llevarlo a tus obras. Surgieron sillas, afiches, cuentos, juegos… ¿Cómo y cuánto influyó ser padre? Me influyó radical y muy benéficamente. Descubrí que había pasado la vida buscando la realización personal a través del trabajo, y eso cambió cuando nació Pandora, porque me di cuenta de que esa era la realización personal más genuina. El trabajo pasó a ser un trabajo. Y pude relajarme, ya no tenía que ser Van Gogh y cortarme una oreja. El proceso creativo y artístico se volvieron un juego. Y aprendí de mi hija a hacer cosas sin una finalidad. Esa falta de utilidad o, mejor dicho, la ausencia de una finalidad, hicieron que me conectara con el mundo infantil.
¿Alguna experiencia desastrosa que se destaque como memorable en tu camino al éxito? Creo que fue Churchill quien dijo que el éxito era ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo, y es verdad. No sé si recuerdo una experiencia “desastrosa”, esta profesión ha sido muy generosa conmigo y nunca me ha hecho sufrir demasiado. Tengo muchas anécdotas, historias de rodajes, pero son más historias para contar en la sobremesa que para contarlas aquí…
¿Qué proyecto te tiene entusiasmado últimamente? Uh, yo me entusiasmo con cualquier cosa. Estoy decidido a, este año, buscar galería en varias ciudades, por ejemplo. Hacer un viaje con mi hija. Entregarme al desarrollo de un guión para una posible primera película. ¿Sobre los proyectos de publicidad…? Tuve mucha suerte con los proyectos el último año, guiones muy buenos, sobre todo de Argentina. Hice a regañadientes sólo un par de proyectos
Ray / Bang. Litografías a cuatro colores con chine colle, en papel Fabriano de 300 g. de 50×70 cm. Impreso por el maestro estampador Matías Amici en Magma Litografía.
Mythomania. “Hay dos definiciones para Mitomanía. La primera es la tendencia a mentir compulsivamente. La segunda es la inclinación a idealizar o admirar exageradamenta a una persona. En esta carpeta, además de las estampas de personajes a los que idealizo, hay un relato imaginario de cómo conocí a cada uno. La mitomanía en todas sus acepciones.”
Les Animaux. “El colectivo Libroz de Madriz hace libros de artista. Un libro de artista es una obra de arte en forma de libro. Cuando me invitaron a hacer un libro para la colección, comencé a hacer estos grabados, sin una conexión aparente entre ellos. Pero a medida que los hacía, las distintas posibilidades de una historia surgían naturalmente, dependiendo del orden que tuvieran sobre mi mesa. En vez de crear ilustraciones a partir de un texto, son las ilustraciones las que crean la historia.”
Sobre la técnica: la punta seca es quizás la forma más simple del grabado en cobre. Sobre una plancha de metal se hacen marcas con un objeto punzante. La plancha de metal es luego entintada y estampada a mano. Las estampas se pueden despegar del libro, para crear nuevas historias o enmarcarlas.