Lo primero que me enseñó la publicidad es el poder de los símbolos. Lo simbólico.
Me recibí en 2001, septiembre de 2001. Argentina era una olla a presión y por debajo de las puertas empezaban a aparecer las primeras facturas de diez años de joda impune. A mi casa llegaron varias, la mayoría de una fiesta a la que los Masellis no fueron invitados, pero había que garparlas igual.
Entre tantas facturas también llegó la última cuota de mi facultad. Mi sueldo de fotocopista en Villa Crespo y algunas urgencias de una familia azotada por el desempleo le dieron prioridad a otros pagos. No me recibo, me chupa un huevo dije. Pero había un tema más. Me tenían que dar una medalla por mi buen desempeño como estudiante. Tenía billetera flaca pero promedios altos.
Fue así como al entonces director académico se le ocurrió una idea magistral: “Te vamos a dar un título simbólico”.
La foto que ilustra este texto corresponde al simbolismo en forma de título que me dieron aquella tarde en presencia de mi familia, en un anfiteatro alquilado para la ocasión en Montevideo y Santa Fé, o por ahí cerca.
Símbolos al frente:
• Fibrón negro, grueso y transversal al diseño. Se lee en letra manuscrita y clara: Anulado.
• No hay firmas, no hay quien certifique. Solo una fecha clara que quizás esté ahí como justificativo temporal de semejante acto, o simplemente esté ahí porque venía pre impresa.
Símbolos al dorso:
• Se lee en lápiz suave y disimulado: Masselli, que es como a mi apellido pero con una S de más y Cristián, que no es mi nombre, tampoco lo es Carmelo, es Christian: con hache y sin tilde.
Hace un poco más de un año, dos buenos tipos ajenos a este suceso, dos docentes de la que fue mi facultad, me contactaron para remediar todo esto. Me ofrecían un título pulcro, impreso en cartulina blanca de buen gramaje, pero por sobre todas las cosas, un título acreedor y no deudor.
Prefiero que no, prefiero dejarlo así. Por algún motivo hace 23 años guardo ese título en algún lugar de mi casa. Cerca, a mano.
Será que quizás con el tiempo se haya convertido en mi arma para luchar con los que con un fibrón, negro y transversal, andan por la vida queriendo tacharme sueños.
Feliz día de la Publicidad
Carmelo Maselli es Fundador de Vendaval Agency