…pero no a Savaglio. Que es mucho más que Ernesto, mucho más que ese tano morrudo del Sambenedettese, equipo para el que hacía goles desde la mitad de la cancha. Mucho más que el padre que se babeaba hablando de sus hijos, y las hazañas de Rocky en la música y en la vida. Más que ese bostero comprometido, ese redactor que metía una idea entre punto y punto de un texto. Savaglio fue mucho más y lo seguirá siendo.
Savaglio es una marca que trascenderá en el tiempo, y cuando se hable de comunicación, la historia lo mantendrá presente. Todos sus trabajos hablan por él, ¿es necesario mencionarlos? Relevantes, disruptivos, transgresores, y generalmente realizados en soledad. A principios de los 90, cuando gran parte del mercado cuestionaba su eficiencia, el aseguraba que la creatividad era la publicidad de la publicidad. No existía la creatividad eficiente para él. Sólo la buena.
Con la muerte de Ernesto también se va una parte de nuestra historia. Fue un interlocutor enorme en nuestra etapa fundacional. Hizo nuestro primer logo y también nuestro primer aviso. Tuve el honor de hacerle el primer reportaje largo y presentarle al primer político. En ese momento el ni imaginaba dedicarse a la comunicación política. Su estilo, su forma y la contundencia de sus mensajes le aseguraban un éxito seguro, y no me equivoqué.
Cuando hoy lo despedimos recordábamos junto Verónica, su mujer, nuestras peleas y también la imposibilidad de no quererlo. Ernesto Savaglio fue, es y será así. Talento, potencia, pasión y entrega, desde el principio al fin. No queríamos que te vayas. Siento que no te fuiste.